sábado, 5 de diciembre de 2009

MARILYN MANSON _ Sant Jordi Club _ 04.12.2009

foto: Desi Estévez

No sé si es el vinilo que está rayado o si el tocadiscos ya ha dejado de ser funcional, el hecho es que la propuesta que Marilyn Manson sigue llevando adelante en los últimos tiempos suena demasiado a vintage, como algo ya visto una infinidad de veces y que, al final, no impacta como hace muchos años átras. Trasladado el palco a una carpa en el exterior del estadio Lluís Companys, lo que a primera vista venía a la cabeza era todo menos ir a un concierto de rock. El lugar, más adecuado para una rave que para un espectáculo, parecía un presagio más de la decadencia lenta pero inevitable de alguien que, hace tiempo, fue definido como el nuevo David Bowie por... David Bowie. Mi curiosidad principal era ver otra vez en un escenario a Twiggy Ramirez, hijo pródigo y sin duda el as en la manga de un Manson que parece haber agotado los recursos. La carpa llena podía verse como una gran aglomeración de sus fans más fieles, personas que siguen creyendo en el proyecto musical de Marilyn y que parecen haberse olvidado de sus últimas e incoloras actuaciones por estos lugares. Prueba evidente es que los temas de su último trabajo, “The High End Of Low”, pasaron sin pena ni gloria como si fueran puro relleno y la carrera del reverendo se hubiera parado en el lejano 2000. “Eat me drink me”, sin embargo, consiguió sacudir a los asistentes, hecho sorprendente contando que fue un disco muy criticado aunque en realidad es un disco de calidad. “If I was your vampire” fue la elegida para representarlo y demostró que más de uno se había por fin aprendido las letras. Sin duda, y esto era lo más previsible, fueron temas como “Rock is dead”, “M-Obscene”, “The beautiful people” y la siempre fantástica “Sweet Dreams” los que el público esperaba y recibió con una entrega total. Un concierto muy corto teniendo en cuenta el material a disposición de Manson, y un espectáculo que podría definirse como correcto respecto a sus últimas y decadentes actuaciones. Eso sí, además de la sensación de nostalgia que se respiraba en el aire, tuve la impresión de estar asistiendo en directo a la lenta muerte de alguien que fue un genio.