miércoles, 21 de marzo de 2012

EARTH_ Sala City Hall _ 19.03.12



Sensaciones densas, profundas. Me pareció por momentos contemplar las llanuras desérticas surgidas de la imaginación de Mr. Linch y distinguir con total claridad la arena tragándose lentamente mis pies. Sonidos bajo la consistencia etérea de unas corrientes abrasivas, un clima árido invadiendo cada poro de mi piel.

Creo firmemente que Earth han sido, desde su llegada al planeta Tierra, unos pioneros, unos exploradores sin constricciones de horizontes lejanos, unos arquitectos de estructuras de morfología fractal. Como cartógrafos han situado con precisión en el centro exacto del mapa, una sólida piedra sobre la cual edificar su propia iglesia. Todo su mundo rueda en órbitas bien dibujadas alrededor de drones densos, espesos y con matices y contornos finamente retocados hasta dar vida a un producto único y totalmente reconocible en su género.

No veo la necesidad de separar su concierto en Barcelona por temas, pausas y bises. No creo que un show de Earth se pueda ver como un libro separado en capítulos, más bien como un capítulo eterno, una banda sonora interminable, un ouroboros que se muerde la cola. El final del espectáculo no representa en absoluto el final de la experiencia. Dylan Carson ha vuelto a sacar sus demonios a la carretera, secundado por la mujer araña

Adrienne Davies, Karl Blau y una magnífica Lori Goldston ejerciendo de dómina con su chelo. Impolutos. Compactos. Lentos, muy lentos, avanzando como la edad de manera impecable y sumergidos en unas luces tanto escasas como cálidas, Earth siguen profesando su verbo en una hipérbole con exponente infinito.

Ô PAON_ Sala City Hall _ 19.03.12



Geneviève Castrée es dulce. Salida de un cuento de hadas con gafas de pasta. Parece una de estas golosinas esponjosas que entran muy bien hasta que dejan un rastro ácido que despierta los sentidos. No parece muy técnica y experimentada con su guitarra. Apenas visible detrás de la maraña de cabellos ajenos a peines que le inundan los ojos. Pero cuando comienza su pequeño y entrañable show, la “one-girl band” cautiva, seduce, penetra. “Courses” es lo que es. Un trabajo sobre la belleza, la solitud, el absurdo de la pobreza y las texturas de la tristeza. Y Geneviève, golosina quebequense con un gran talento para ilustrar ya sea con un boli como con una guitarra, descalza y sola en el escenario, representa perfectamente la matriz de su pequeño y desolado mundo de hadas.