viernes, 27 de noviembre de 2009

ISIS _ Sala Apolo _ Atzavara Club _ 26/11/09

foto: Riccardo Cabbia

Todos aquellos que disfrutaron y siguen disfrutando de obras claves como Wavering Radiant, Panopticon y Oceanic, acudieron a la sala Apolo no sólo para asistir a un concierto perfecto bajo todo los aspectos, sino para ver en vivo a un grupo que, a lo largo de estos últimos años, se ha convertido en una leyenda dentro del nuevo curso del metal, saliendo de tópicos y leyes y escribiendo sus propias reglas. Isis han sabido barrer todo lo que ya estaba escrito y plasmar influencias de lo más variadas para originar el así llamado post-metal. No son simplemente un grupo de música que escribe e interpreta sus temas de manera impecable: estos cinco músicos subidos a un escenario encarnan a cinco místicos poseidos por algo sobrehumano, por una espiritualidad que guía sus actos mas allá del “sencillo” gesto de tocar un instrumento. Desde la apertura con “Hall of the dead” es probable que todos los presentes se quedaran sumergidos bajo un océano de sonidos, empujados por las corrientes hacia el lugar más profundo de cada uno. Se hizo evidente que, si en cada uno de sus trabajos de estudio Isis son atronadores, en directo su impacto fue mucho más fuerte, salvaje, denso. Como si el océano de sonidos fuera en realidad un pozo de petroleo. “Not in rivers but in drops” demostró que cada uno de sus componentes interpreta de maravilla el rol que se le asigna. Fueron una fusión perfecta de cinco solistas: Aaron Turner parecía poseido por algo superior a nuestras imaginaciones y Jeff Caxide interpretaba sus lineas de bajo como muy pocos saben hacerlo. Fluyó “In Fiction” para rendir homenaje a su obra Panopticon y la densidad en la sala se hizo más y más latente con Oceanic. Como punto final, la contundente y desgarradora Celestial. El set-list de Isis pareció haber sido elegido exactamente para esto: despegarnos mentalmente de la tierra y acercarnos con cada tema un poco más al nirvana mental. Y, desde mi punto de vista, fue todo un éxito.

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viernes, 13 de noviembre de 2009

RAMMSTEIN _ Pavelló Olímpic de Badalona _ 12.11.09


De Rammstein todo se ha dicho, todo se sabe, todo parece ya definido en sus confines y en su totalidad. Hablamos de un grupo que para muchos ha dado ya todo lo que podía, de un grupo que para otros sigue repitiendo una fórmula en sus tiempos innovadora y demoledora. Cinco personas que, a lo largo de casi 20 años, han sabido entender el lado comercial y musical de una industria, la discográfica, donde lo que parece importar más es el producto con toda su parafernalia, en el seno de la cual un mero show ya no es suficiente para seguir adelante con su maquinaria decrépita e indudablemente en crisis. Puede que muchos estén de acuerdo, puede que otros piensen diversamente, pero, sin lugar a dudas, Rammstein representan perfectamente la unión entre buena música y un directo apabullante. Encarnan un producto -si se puede llamar así- completo y lleno de indudable fascinación, son sinónimo de lo que ambicionan todas las discográficas y esperan todos los fans: la fusión de la calidad con la cantidad. El Pavelló Olímpic de Badalona fue de nuevo la arena perfectamente adornada hasta el último centímetro cuadrado libre de espectadores, fue otra vez testigo de como la expectativa de un concierto de este calibre puede desencadenar auténticas locuras. El sonido industrial de factura germánica acompañó a un escenario que estuvo a la altura y a un set list que, aunque privado de algunos temas imprescindibles, llenó los sentidos de todos y cada uno de los allí presentes.
Es indudable que el último trabajo de estudio de Till Lindeman y socios nos ofrece una obra perfectamente estudiada de cabo a rabo. Es justo afirmar que los temas que lo componen parecen haber sido escritos para el directo. Desde la épica “Rammlied”, pasando por “Liebe is für alle da”, quedó latente en el ambiente que, además de el fuego y las plataformas de acero, el impacto de Rammstein se debe sobre todo a lo que son capaces de demostrar cada vez que suben a un escenario. Provocadores, polémicos, su actuación podría ser definida como pintoresca, freak y, por supuesto, pirómana. A medida que iban pasando temas del calibre de “Feur frei”, “Links 1-2-3” o “Sonne”, la sensación de estar hirviendo en una olla a presión se hacía cada vez más fuerte. Ni la estúpida gesta de un incosciente que subió al palco y se expuso al lanzallamas de Till, pudo ofuscar un espectáculo que, como el anterior, será imposible de borrar de la cabeza de cada uno de los asistentes. Rammstein son Rammstein. Siempre lo han sido. Siempre lo serán. Y, si hay algún adjetivo que pueda calificarlos, creo que la palabra únicos sería la más adecuada.